Loeb revela por qué no pudo alcanzar a Sainz
El piloto francés se sintió "un poco frustrado" cuando pinchó dos veces su neumático izquierdo y descubrió que su gato hidráulico no funcionaba
Sbastien Loeb había tenido más suerte un día antes.
Dijo que cosas fuera de su control, como un pinchazo en una pista rocosa y problemas mecánicos con su coche, le habían afectado más que a Sainz.
Y en la etapa de este miércoles, el destino estaba a punto de darle exactamente lo que buscaba.
Carlos Sainz sufrió dos pinchazos en el km 248, perdiendo 18 minutos.
Carlos Sainz sufrió dos pinchazos en el km 248 y perdió 18 minutos.
Leob ha rodado con todas sus fuerzas y en el kilómetro 260 tenía una ventaja de 16 minutos sobre el español.
Parecía un día de suerte para él, un día en el que podría empatar en el marcador y tener las mismas posibilidades que Sainz de llegar a los dos últimos días de carrera.
Sin embargo, perdió tiempo en el km 300 y su diferencia con Sainz en la 10ª etapa se redujo a siete minutos.
Tras la etapa, Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallies, declaró por micrófono a los organizadores del Dakar que había tenido "mala suerte otra vez".
Loeb dijo que sufrió dos pinchazos y que su gato hidráulico no funcionó, por lo que tuvo que buscar una roca para sustituir su rueda trasera izquierda, trepar por ella y dejarla en el aire, perdiendo unos 15 minutos.
Fue un desastre para sus aspiraciones con Carlos a la vista.
Esta mañana he tenido una avería en la pista y se me ha pinchado dos veces la rueda izquierda.
Tuve que buscar un sitio alto para cambiar la rueda trasera.
He perdido 15 minutos por esta estupidez, que no debería haber ocurrido.
Por supuesto, es un poco frustrante, pero ha sido una etapa dura y Carlos ha perdido tiempo.
Habrá que ver qué pasa con el tiempo, pero ha sido una carrera de pesadilla.
Es frustrante perder tiempo así, es imposible recorrer 400 km sin sufrir dos pinchazos.
Esta etapa tendrá el mayor número de pinchazos", dice la página web del Dakar, refiriéndose al recorrido de la 11ª etapa.
Loeb no ha tirado la toalla, pero sabe que será extremadamente difícil