
Hamilton pulveriza los ordenadores y se adjudica la pole al sprint: se medirá con
Verstappen en la salida. El inglés, tras un mal debut con Ferrari en Australia, consiguió su primer éxito vestido de rojo logrando la pole en la clasificación al sprint por solo 18 milésimas frente a Verstappen
McLaren llegaba al GP de China de F1, la segunda cita de la temporada de F1 22, como claro favorito.
Y en un circuito más representativo que el de los test y en Melbourne, después del primer triunfo del año de Norris en Australia, el líder del Mundial de F1 y, su compañero, Oscar Piastri, se frotaban las manos.
Parecían ir sobrados y todos los ordenadores y simulaciones situaban a los de naranja al frente, con Ferrari, lejos.
Pero Lewis Hamilton se encargó de desafiar la lógica con una vuelta de locura y fe.
Después de un debut decepcionante con los italianos en la primera carrera, resurgió de las cenizas, destrozó cualquier pronóstico y logró la pole en la clasificación al sprint con una vuelta final mágica, de las de antaño, batiendo por solo 18 milésimas a su antiguo enemigo, Max Verstappen.
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