
El GP de Mónaco, un despropósito
Mónaco sigue siendo inalterable, un trazado donde adelantar es quimera
El GP de Mónaco de F1 puso a prueba la nueva regla de dos paradas obligatorias para añadir emoción y que los pilotos pudieran atacar más, sin gestionar neumáticos.
Pero fue un fracaso.
Mónaco sigue siendo inamovible, un circuito donde es imposible rebasar.
Y el efecto en la zona media fue el opuesto al deseado.
Lawson, Sainz y Albon rodaron segundos más lentos por vuelta y aun así no pudieron ser adelantados.
Todo, para abrir hueco para la doble parada del compañero.
Se formaron trenes de coches lentos durante más tiempo que antes.
Y el propio Sainz, que fue uno de los que lo hizo, cree que hay que cambiar algo para evitar que la carrera se pueda manipular de forma tan fácil.
Quizás haya que dejarlo estar y aceptar que Mónaco es así: un ambiente increíble, glamour, lujo, yates, los coches rozando los muros y una de las mejores clasificaciones del año.
Y que la carrera, es simplemente un desfile tras el éxtasis de la qualy.
Sea como sea, la nueva norma ha fracasado en una carrera ganada por Norris ante Leclerc, Piastri y Verstappen, sin cambios ni coches de seguridad que alteraran el guion establecido.
Sainz puntuó en décima posición y Alonso abandonó por un problema de motor cuando era sexto